El estudio de las redes sociales está proporcionando enormes conocimientos sobre la naturaleza de nuestra sociedad y la forma en que nos conectamos. Por ello no es de extrañar que las fuerzas del orden quieran unirse a esta tendencia.
Las redes criminales son tan sociales como las redes de amistad y de empresas. Así que las mismas técnicas capaces de desvelar los vínculos entre nuestros amigos y colegas también deberían funcionar en el caso de los ladrones, traficantes de drogas y la delincuencia organizada en general.
Pero, ¿cómo podría recoger y analizar los datos un agente del orden común? El trabajo de Emilio Ferrara en la Universidad de Indiana en Bloomington (EEUU) y varios colegas nos da algunas respuestas.
El equipo ha creado una plataforma de software a medida que puede reunir información de registros de teléfono móvil, desde bases de datos policiales y a partir de los conocimientos y la experiencia de los propios agentes, para recrear las redes de organizaciones criminales con detalle.
La nueva plataforma, denominada LogAnalysis, proporciona una visión única sobre la estructura de una organización criminal. "Permite a los investigadores forenses comprender con detalle las jerarquías dentro de las organizaciones criminales, descubrir qué miembros desempeñan un papel principal y proporcionar conexión entre los subgrupos", señalan.
Uno de los primeros problemas que probablemente sufre cualquier agente del orden público a la hora de estudiar las redes sociales es el gran volumen de datos que genera el proceso. Ahí es donde LogAnalysis entra en juego.
Importa automáticamente los registros en bruto de las llamadas telefónicas, elimina ambigüedades y redundancias en los datos y los convierte a un formato que puede ser fácilmente representado en un tipo de formato gráfico visual que permite un análisis más detallado. También permite a los agentes agregar otros datos como fotos policiales de sus propios registros y otra información que el oficial pudiera tener a mano.
Después, los agentes pueden estudiar los datos de varias formas distintas. Para empezar, pueden analizar la red de vínculos entre individuos según el número de llamadas que se hacen entre ellos.
En esta red, cada teléfono es un nodo y hay conexiones entre los teléfonos que hacen la llamada. Esto permite la detección inmediata de comunidades que tiendan a ponerse en contacto entre sí más a menudo. Lo que a su vez puede revelar la jerarquía de una organización criminal y de las personas más importantes en su interior.
Por supuesto, el conocimiento del modo de funcionamiento de las organizaciones criminales juega un papel crucial en el análisis de estos datos. Por ejemplo, la gente que hace el mayor número de llamadas no necesariamente está al cargo de la organización.
Esto se debe a que las bandas limitan deliberadamente sus comunicaciones para que los jefes comuniquen las instrucciones a un pequeño número de tenientes que luego distribuyen los mensajes por la red. "Las redes de delincuentes son muy secretas, para evitar las investigaciones", señalan Ferrara y compañía.
LogAnalysis también ofrece a los agentes del orden la posibilidad de estudiar las redes en períodos de tiempo limitados. Eso les permite, por ejemplo, analizar las llamadas que se realizan justo antes y después de un crimen en particular.
Ferrera y su equipo ilustran el artículo con un ejemplo de una gran red criminal de la que las fuerzas del orden obtuvieron registros de 84 teléfonos en un período de 15 días. Esta red fue responsable de una serie de robos, extorsiones y tráfico ilícito de drogas. Los datos personales fueron retirados por razones de privacidad.
Los investigadores muestran cómo LogAnalysis revela los vínculos entre los miembros de la banda, cómo se agrupan las llamadas en torno a delitos específicos y cómo ciertos miembros operaban en hasta 14 subgrupos diferentes, algunos de los cuales tenían la tarea concreta de cometer asesinatos.
Esta es una aplicación interesante y práctica de la teoría de las redes sociales. Y plantea una serie de preguntas importantes sobre la naturaleza de la evidencia en las investigaciones criminales. En particular, ¿en qué medida pueden las redes sociales utilizarse como prueba de pertenencia a una organización criminal?
Otra cuestión es el origen de esta información y a qué tipo de red criminal se aplica.
Puesto que tres de los cuatro investigadores del artículo tienen su base en la Universidad de Messina, en Sicilia (Italia), es posible que los datos provengan de esa parte de Italia. Y de ser así, no es difícil imaginarse la clase de organización que está siendo descrita.
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